Por: Charlie Núñez.
Por lo general escribo temas sociales y polĂticos, mi anterior artĂculo hablaba de canciones y esta vez de baloncesto, no estoy loco, escribo de lo que me inspira en el momento.
Muy pocas personas saben que en los años 80 escribà en las páginas deportivas
del periĂłdico «La Noticia», dejĂ© de escribir del tema porque al parecer, un
dĂa, mi hermano y amigo, Heriberto Morrison, no tenĂa muchos temas y me dedicĂł
su columna diciendo que yo era uno los cronistas jóvenes de más futuro, pero
como eso no era lo mĂo, salĂ corriendo de ahĂ.
Me
apasionan los deportes, pero mi mayor orgullo es ver como un paĂs de apenas
algo más de 10 millones de ciudadanos, compite con las grandes potencias del
mundo, haciendo ver pequeñitos a paĂses gigantes en territorio, poblaciĂłn y
recursos. Pero quiero referirme en esta ocasiĂłn a Hansel Enmanuel, joven
basquetbolista que a los lĂmites de su cuerpo le agregĂł fuerza del alma para
darle una lecciĂłn al mundo. Desde que vi los primeros videos de ese jovencito,
me impresionĂł sus movimientos, estilo de juego, pero sobre todo su actitud.
Su
nombre suena por todas partes y ya se habla de NBA, nunca he sido partidario de
que a jĂłvenes talentosos se les quiera llenar la cabeza de Ă©xitos que aĂşn no
han cosechado; en el caso de «Kikimita», soy de opiniĂłn de que es el
espectáculo del mejor baloncesto del mundo, al menos asà mercadeado, el que
necesita la presencia de Ă©l en las canchas come hombres del deporte del tablero
y la esfera.
El
deporte en todas partes del mundo, pero sobre todo en los Estados Unidos, los
papás del marketing, necesitan la presencia de héroes, pero no para salvar el
mundo, sino para llenar los asientos de personas que paguen caro y consuman
cuantas cosas se inventen.
Todos sabemos que la historia de la NBA ha estado repleta de esos héroes, pero
reflexionemos un poco en lo que se tiene hoy y comparemos con el pasado, la
figura más predominante ya está o deberĂa estar realizando sus Ăşltimas
perforaciones al aro en el que se registran las estadĂsticas.
La
presencia de una figura como la de Kikimita es un atractivo interesante para
atraer pĂşblico, figura comercializable, historia para el atleta, el equipo y la
liga, que ganarĂa en imagen un intangible incalculable, muy bien valorado por
una gran parte de la humanidad, que es la inclusiĂłn.
Vamos
Kikimita, a romper esa puerta y a cambiar el mundo, con un antes y un después
de ti en el mejor baloncesto del mundo.
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