La alegrĂa del dominicano ha sido sustituida por tristeza y preocupaciĂłn
Las horas del dĂa en el Gran Santo Domingo siempre están cargadas de bulla y mucho movimiento durante todo el año. Sin embargo, las restricciones que, a partir de este jueves empezaron a ejecutarse en todo el paĂs en un intento de evitar la propagaciĂłn del coronavirus, han replegado a los residentes en la capital de la RepĂşblica Dominicana, quienes solo respiran preocupaciĂłn.
Las principales calles y avenidas de la ciudad, como la 27 de Febrero, Jhon F. Kennedy, Núñez de Cáceres, Abraham Lincoln y George Washington, entre otras, lucen casi desiertas y el flujo de personas, tanto en vehĂculos como a pies, es prácticamente nulo.
El comercio también está paralizado, a excepción de los bancos, supermercados, farmacias, colmados y uno que otro restaurantes, negocios en los que se trabaja a media capacidad, para brindar servicio a los que por necesidad salen de sus casas.
El COVID-19, que en el paĂs ha cobrado dos vidas e infectado hasta el momento a 34 personas, le ha tumbado el pulso a la alegrĂa que caracteriza al dominicano. El sentimiento de tristeza y temor se ha apoderado de los ciudadanos, lo que se refleja no solo en los rostros, sino tambiĂ©n a travĂ©s de las redes sociales, plataformas que permiten que las personas mantengan el contacto en tiempo de confinamiento.
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