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Director del COE: “Me enganché al Ejército buscando una ayuda, me gustó y me quedé”

Juan Manuel manifestó que creció dentro de una familia no muy numerosa, pero sí muy afectiva.
Juan Manuel llegó en 2004 a la Defensa Civil como asistente del director; luego, mediante decreto, fue nombrado director del COE, hace 14 años

Juan Manuel cuenta que su niñez transcurrió de manera normal, como la de cualquier niño de campo. Oriundo de Pontón, una comunidad de La Vega, allí estudió en la Escuela Teodoro Enequen, ahora Escuela Primaria de Pontón, a donde tenía que trasladarse a pie porque le quedaba muy retirada de su casa. En ese centro cursó hasta el sexto grado.

“Después me inscribieron en la escuela Padre Lamarche, que quedaba en la ciudad, pero la mitad del octavo la cursé en el Liceo Don Pepe Álvarez”, explica Méndez.

A los 12 años vino a vivir a la capital a la casa de su hermana y su esposo, José Francisco Lora Castillo, quienes vivían en Villa Juana, porque su abuela materna se había llevado a su madre a vivir a los Estados Unidos. En ese sector terminó el octavo, y de ahí pasó al Colegio Víctor Manuel, en Santo Domingo Este, donde realizó el bachillerato.

Las caminatas que tenía que realizar Juan Manuel para llegar a las distintas escuelas donde estudió fueron largas, pues cada centro educativo en los que recibió educación le quedaban retirados de su casa.

Recuerda que fue un niño muy travieso, y muestra de ello son algunas cicatrices que tiene en su rostro y rodillas. “En una ocasión, jugando con mis amigos encima de una mata de palma que había caído al río, resbalé y me hice una herida arriba de las cejas, donde me dieron cuatro puntos”, recordó Méndez, al tiempo que explicó que la marca que tiene en una de sus mejillas se la hizo al chocar con una pared cuando iba camino a su casa a buscar bolas para jugar, porque había perdido las que tenía.

Manifestó que a pesar de haber crecido con muchas limitaciones, su niñez transcurrió como la de cualquier niño feliz, ya que su familia le brindó un recurso más importante que el dinero: los valores familiares, donde no faltó el amor.

1. Seno familiar

Crecí dentro de una familia no muy numerosa, pero sí muy afectiva. Mi madre se llama Altagracia García, y mi padre, fallecido, David Méndez. De parte de padre y madre somos dos hermanos, pero tengo dos hermanos de madre y dos de padre. Por parte de mi madre, que fue con quien me crié, somos cuatro en total. Mi madre insistía mucho en decir que el que no estudiaba no iba a ser nada en la vida, entonces le hicimos caso. Gracias a Dios la tengo viva y he podido hacer algo por ella. De mis hermanos por parte de padre, el mayor vive en Estados Unidos y el otro en el país; con ellos no tengo tanto contacto como con los hermanos que nos criamos juntos, porque para nadie es un secreto que el afecto nace con el roce y el acercamiento, pero sí les guardo mucho cariño”.

2. Sus hijos

Tengo siete hijos. El mayor se llama igual que yo, Juan Manuel, es doctor en odontología; Carlos José, abogado como yo; Bianca, nació y vive en Estados Unidos, estudia medicina; José Manuel estudia Ingeniería; Luis Manuel terminó el segundo de bachillerato; Anna está en la primaria, tiene siete años; y el más pequeño, Ian Benjamín, él es que me entretiene. Es hermoso, cariñoso, y a pesar de sus cinco meses, cuando me ve sabe que soy su padre. Él es el que me da mucho más motivación y deseos de llegar a la casa”.

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