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Justa medida de la DNCD

Cada vez que me toca ir a la sede de la DirecciĂłn Nacional de Control de Drogas (DNCD) o a una de sus dependencias, salgo perturbado, con el alma rota de observar tantas madres tras sus hijos apresados. Es notoria la cantidad de madres jĂłvenes solteras o de hogares disfuncionales. Sus hijos son adolescentes o saliendo de la adolescencia. Algunos están en los puntos vendiendo estupefacientes, “ganándose la vida”. Otros han sido apresados con una pequeña cantidad para su consumo. Uno no sabe que es peor si el adolescente vendedor o el consumidor-enfermo.

Por lo anterior, debo puntualizar que soy malo (pésimo) para alabar funcionarios, pero luego de ver el trato humano a los jóvenes adictos, debo hacer una excepción con el presidente DNCD, vicealmirante Edmundo Félix Pimentel. Que conste: nunca he tenido el placer de conocer este alto oficial. Él ha sido partidario de que la lucha contra las drogas se enfoque en la prevención y fortalecimiento de las entidades que se dedican a la sanación o rehabilitación de los adictos para que lo devuelvan a la sociedad como hombres y mujeres de bien.

El vicealmirante sostiene que cuando a un joven enfermo se le apresa con una pequeña porción de drogas para el consumo hay que tratar el caso con sumo cuidado, porque al ir a una cárcel pasa a ser una carga para el Estado y un problema grave para la familia.

Al ser un drama tan delicado, a su llegada al cargo pidiĂł que no se les violen los derechos humanos a esos muchachos enfermos, pues comentĂł que el problema son “los pejes gordos”; e hizo más eficiente la lucha en contra del flagelo, creando la aplicaciĂłn tecnolĂłgica Sociedad Empoderada Reporta (SER). Fue creada por expertos tecnolĂłgicos de la DNCD y trabajan más de 500 tĂ©cnicos: permite a los ciudadanos, sin arriesgarse a ser descubiertos, ayudar al combate del narcotráfico denunciando sus operaciones. Antes, usando la modalidad del telĂ©fono y correo electrĂłnico, se hacĂ­an 8 denuncias en un mes, ahora se han hecho 42 y más denuncias en igual tiempo.

Igualmente, para obtener un mejor rendimiento de los agentes, desde que llegĂł al cargo FĂ©lix Pimentel mejorĂł los salarios de los miembros de la DNCD. MejorĂł la comida que recibĂ­an, procurĂł ayuda para medicamentos; ordenĂł que a los miembros de bajos rangos se le de una asignaciĂłn para el pago del Metro de Santo Domingo, que una de sus estaciones pasa al lado de la sede central de la DNCD.

Siempre he dicho que si las agencias de seguridad dan un trato humano a sus miembros, eso se traducirá en buen servicio a los ciudadanos. El método del vicealmirante Félix Pimentel se debe extender a la Policía y Fuerzas Armadas: a los agentes se le debe mejorar la condición de vida; y cuando violen la Ley, actuar contra ellos sin contemplación, como en el caso de San Juan y La Romana.

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